Las 12 leyes elementales de Watson
1. No tema embarcarse en proyectos profesiones que sean originales, siempre que sean únicos y generen ingresos, claro. Recuerden el Club de los Negocios Raros fundado por G.K. Chesterton. Sigue vigente y siempre está abierto a nuevas incorporaciones.
2. La confianza siempre es rentable. Es una fuente de ahorro de tiempo y dinero. Es limpia y renovable. Abundante y disponible. Inagotable. Un sostén sostenible, vamos.
3. Aprenda a nadar fuera del banco de peces. Cuando unos hagan zig, usted haga zag. Existe un recurso creativo, que es intentar lo contario de la realidad vigente, como asegura Jorge Wagensberg. Además, si no está preparado para equivocarse, no se le ocurrirá nada original. Y su vida será un muermo.
4. Vocación + tensión = salud + bienestar mental. Esta ecuación no necesita aclaraciones. Es simple y transparente. Detecte su vocación, localice su llamada y ponga toda su energía en ella. Verá que el esfuerzo no cansa. Y los resultados serán sorprendentes.
5. Estamos para los demás. No le dé más vueltas. Ante todo para aquellos de cuya sonrisa y bienestar depende nuestra felicidad; pero también para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía (Albert Einstein dixit).
6. No se haga trampas cuando juegue al solitario: no es sano ni prudente. Aplíquese el famoso Teorema de Watson: La sinceridad propia de un individuo movido por su vocación es inversamente proporcional a la capacidad de autoengaño de un profesional cualificado a medida que acumula trienios.
7. Siempre hay motivos para mantener la esperanza. La esperanza es uno de los principales bienes del alma. Localice sus emblemas. Son múltiples y variados. Y ¡sígalos!
8. Haga lo que le gusta y se le dé bien. Le facilitará "estar en la zona", lugar y momento donde nos volvemos decididos y entregados. Vivimos el momento. Nos perdemos en la experiencia y damos lo máximo de nosotros mismos. De esto saben mucho Ken Robinson y Santiago Álvarez de Mon.
9. Aunque tenga miedo, hágalo. Determinación y coraje. Es mejor desfallecer en el empeño y sucumbir en empresas de altos vuelos (magnis tamen excidit ausis) que consumirnos en la quietud de la duda. Pase a la acción. ¡Vamos!
10. Para ser grande, sea entero. Nada más que añadir a la Oda de Fernando Pessoa. Debemos valorar a los hombres por los esfuerzos que hacen para conseguir cosas grandes y, sobre todo, buenas para los demás.
11. Sea agradecido. El ingrato es pariente del irresponsable en su actitud ante la vida. No olvide que dependemos de la ayuda de otras personas. ¡Viva la cooperación!
12. Nuestro destino será el que nos merezcamos. Fuera excusas. Salgamos del valle de las lamentaciones, que ya somos mayorcitos y ¡adelante!
2. La confianza siempre es rentable. Es una fuente de ahorro de tiempo y dinero. Es limpia y renovable. Abundante y disponible. Inagotable. Un sostén sostenible, vamos.
3. Aprenda a nadar fuera del banco de peces. Cuando unos hagan zig, usted haga zag. Existe un recurso creativo, que es intentar lo contario de la realidad vigente, como asegura Jorge Wagensberg. Además, si no está preparado para equivocarse, no se le ocurrirá nada original. Y su vida será un muermo.
4. Vocación + tensión = salud + bienestar mental. Esta ecuación no necesita aclaraciones. Es simple y transparente. Detecte su vocación, localice su llamada y ponga toda su energía en ella. Verá que el esfuerzo no cansa. Y los resultados serán sorprendentes.
5. Estamos para los demás. No le dé más vueltas. Ante todo para aquellos de cuya sonrisa y bienestar depende nuestra felicidad; pero también para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía (Albert Einstein dixit).
6. No se haga trampas cuando juegue al solitario: no es sano ni prudente. Aplíquese el famoso Teorema de Watson: La sinceridad propia de un individuo movido por su vocación es inversamente proporcional a la capacidad de autoengaño de un profesional cualificado a medida que acumula trienios.
7. Siempre hay motivos para mantener la esperanza. La esperanza es uno de los principales bienes del alma. Localice sus emblemas. Son múltiples y variados. Y ¡sígalos!
8. Haga lo que le gusta y se le dé bien. Le facilitará "estar en la zona", lugar y momento donde nos volvemos decididos y entregados. Vivimos el momento. Nos perdemos en la experiencia y damos lo máximo de nosotros mismos. De esto saben mucho Ken Robinson y Santiago Álvarez de Mon.
9. Aunque tenga miedo, hágalo. Determinación y coraje. Es mejor desfallecer en el empeño y sucumbir en empresas de altos vuelos (magnis tamen excidit ausis) que consumirnos en la quietud de la duda. Pase a la acción. ¡Vamos!
10. Para ser grande, sea entero. Nada más que añadir a la Oda de Fernando Pessoa. Debemos valorar a los hombres por los esfuerzos que hacen para conseguir cosas grandes y, sobre todo, buenas para los demás.
11. Sea agradecido. El ingrato es pariente del irresponsable en su actitud ante la vida. No olvide que dependemos de la ayuda de otras personas. ¡Viva la cooperación!
12. Nuestro destino será el que nos merezcamos. Fuera excusas. Salgamos del valle de las lamentaciones, que ya somos mayorcitos y ¡adelante!
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