Mr. Banker, la cresta y la camisa ultra estrecha

Mr. Banker, caminó decidido por en medio del salón, no pudo dejar de notar que era el centro de las miradas, él, hasta ayer un banquero de toda la vida, de los de traje y corbata, avanzaba ahora en su “nueva piel” – le gustó la frase de su consultor de cabecera Mr. Mac Key – no podía negar que se sentía incómodo usando esos pantalones cortos con camisa y pajarita, aunque estaba en buena forma, la camisa ultra estrecha era demasiado para su vientre que pugnaba por un poco más de espacio, los zapatos de esparto no eran nada cómodos, y ni qué decir del peinado con cresta; pero bueno era el coste de “digitalizarse”.

Divisó la espalda de su compañera de toda la vida, la Sra. Cliente, que conversaba animadamente con aquel odioso Jovenzuelo Fintech, éste que había venido a ponerlo todo patas pa’ arriba, el culpable de que él llevara hoy la pajarita y la cresta, tocó el hombro de la Sra. Cliente, ella volteó y lo miró de arriba abajo, primero incrédula y luego espantada, Mr. Banker le ofreció una sonrisa nerviosa, esperaba que para ese momento ella estuviera gratamente sorprendida, miró alrededor y encontró caras entre burlonas y condescendientes, Sra. Cliente lo tomó de la mano y lo sacó del salón, a pesar que Jovenzuelo Fintech quiso detenerla.

- ¡¿Pero que has hecho?! – le dijo horrorizada.

- Pues me he digitalizado ¿no te gusta?

Ella le deshacía la cresta y le quitaba la pajarita mientras hablaban.

- Banker, éste no eres tú, te ves, te ves… inapropiado - él captó el eufemismo de ridículo.

- Es que Mr. Mac Key y yo pensamos que este es un momento de cambio trascendente para la humanidad y debemos aprovechar la digitalización para… - ella lo miró con ojos impacientes – vale, estaba celoso de la atención que le prestabas a Jovenzuelo Fintech, sólo tenías ojos para él, sólo hablabas con él, tuve miedo que me dejaras – agachó la cabeza Mr. Banker.

- ¡¿Dejarte por él?! ¡Qué dices! Si sólo es un crío, no sé si estará aquí mañana.

- Pero es que…

- Mira Banker, últimamente no me prestabas mucha atención y te has pasado varias veces conmigo, pero nosotros llevamos años juntos y no es por casualidad, tú me das lo que yo necesito de verdad, seguridad para las cosas que importan, estabilidad para el futuro y por sobre todo me conoces bien; no te voy a dejar por una moda pasajera.

- ¿Pero él no es más guapo que yo? – dejo traslucir toda su inseguridad.

- No dejo de darte razón en que es joven, atractivo y viste bien, pero tampoco soy tonta, sé que envejecerá, también, y le saldrá barriga, y perderá pelo, y...

- Pero hace cosas de las que todos hablan.

- Si cariño, pero recuerda la frase de Toffler: «Moda es de lo que todos hablan, Cambio es lo que todos hacen», y en cuanto al cambio, me has demostrado en estos años que tú sabes hacerlo.

- ¿Si?

- Acuérdate de los primeros pagarés en Ponte Vecchio, los seguros marítimos en Inglaterra, los cheques, las tarjetas de crédito, los cajeros automáticos, … si sigo así no acabo.

Mr. Banker sonrió aliviado.

- Pero, no puedes dormirte en tus laureles – continuó Sra. Cliente – tienes que aprender de Jovenzuelo Fintech, me ha hablado de nuevas formas de hacer las cosas, de productos y servicios muy interesantes que, si los tuvieras tú, los tomaría sin pestañar. Podría ser un excelente partner para ti, por lo menos mejor que Mr. Mac Key.

- Te prometo que me pondré con ello de inmediato, sin perder la cabeza.

- ¡Muy bien!, pues para comenzar mañana mismo te pones WhatsApp en el móvil.

- Hecho, ahora vayámonos de aquí, quiero quitarme esto de encima.

Caminaron hacia el coche, mientras Mr. Banker desabotonaba esa camisa que los estaba matando.