La Posverdad, la epidemia oculta
Artículo publicado en Perú 21, el 10 de enero de 2021.
La epidemia
a la que me refiero, aunque lleva años con nosotros, últimamente ha pasado
desapercibida, no obstante, sus efectos se han exacerbado, la epidemia de la
COVID-19 ha quitado la atención sobre la Infodemia
de la Posverdad, el virus que la causa se ha diseminado por todo el mundo y
en todos los estratos de la sociedad sin distingo de género, edad, nivel
educativo o nacionalidad.
¿Qué es la
posverdad? es la circunstancia en la cual las personas desechan reiteradamente
los datos objetivos y el saber científico en pro de creer lo que quieren creer.
Es la aceptación irracional de la mentira.
En una
sociedad donde la posverdad triunfa, la realidad deja de ser absoluta para
convertirse en una construcción antojadiza o de conveniencia para individuos o
grupos, “mi verdad”, “nuestra verdad” se impone a lo fáctico.
Esta
infodemia ha sido construida y aprovechada por el neopopulismo ̶ tanto
de derechas como de izquierdas ̶ a lo largo y ancho del mundo; pero su éxito se
ha debido a la existencia de dos condiciones fundamentales:
a)
La
desilusión de los ciudadanos con las instituciones. Los gobiernos, los partidos
políticos, los organismos supranacionales y las instituciones en general han
mejorado la calidad de vida de las personas, pero no lo suficiente para
satisfacer sus expectativas cada vez más altas; a esta ineficacia percibida, se
ha sumado una corrupción endémica en todos los niveles y en todos los ámbitos
institucionales, revistiéndose, a la vista del ciudadano, de una pátina de
impunidad que genera indignación y frustración.
b)
La
entronización del individuo. La exposición de personas frustradas a una cultura
del “Yo por encima de todo” es un caldo de cultivo perfecto para que florezcan
ideas que buscan culpables/enemigos externos, eximiendo al individuo de su responsabilidad.
Estas ideas le dan a escuchar lo que quiere escuchar.
Dadas las condiciones
anteriores, se hace mucho más fácil el trabajo del inoculador del virus de la
posverdad por excelencia: el líder neopopulista, que ya sea por condiciones
innatas o porque ha estudiado el manual del demagogo del siglo XXI, sabe que solo
le basta ejecutar dos simples pasos.
El primero
es terminar de erosionar la autoridad de las instituciones y medios de
comunicación, ya sea exacerbando sus fallos o adosándoles el papel de villanos
en teorías conspirativas. Este paso elimina las fuentes de información de
calidad ̶ o por lo menos verificables ̶ y
deja al ciudadano envuelto en una burbuja de fuentes de información
ideologizadas y de baja calidad.
El siguiente
paso es socavar la autoridad de los expertos. El método científico es
desvalorizado y se invita al ciudadano a poner su opinión a la altura de la de
los profesionales. Reina la seudo ciencia que reemplaza la demostración
científica por el testimonio dramático, machacón y no comprobable. Es así que
el individuo termina negando lo que no puede comprender ̶ nuestra
formación generalista no alcanza para entender la complejidad del mundo ̶ y
aceptando como ciertas buenas historias que carecen de sustento científico. El
terraplanismo y el movimiento antivacunas son buenos ejemplos.
Sin buenas
fuentes de información, sin herramientas para validar el conocimiento, las
condiciones están dadas para la infodemia, los neopopulistas comenzarán a
tergiversar los datos ̶ sin curaduría de los expertos ̶ o simplemente
los falsearán ̶ dado que las fuentes confiables han sido
anuladas ̶ y así la posverdad llegará a ciudadanos ̶ de
todo nivel social, económico o académico ̶ que
no tienen la capacidad, ni el tiempo, ni la disciplina para cuestionarla.
De esta
manera el virus de la posverdad se instala en la cabeza de las personas que
tienen las defensas bajas, que están totalmente desarmadas ante una nueva forma
de pensar, donde “grandes especialistas” sin títulos académicos o
experiencia contrastada en el campo del que hablan, en sets de grabación con
apariencia profesional, publicitan tramas oscuras, sustentadas en anécdotas y
falsos testimonios, donde la casualidad se convierte en causalidad, donde la
duda sobre un conocimiento hace válido cualquier otro postulado que se le
oponga, sin que sea necesario que este último tenga su propia demostración.
Este es el
terreno natural de los Trump, Maduro, [Boris] Johnson, [Pablo] Iglesias,
Bolsonaro, [Kim] Jong-un.
Resulta
tragicómico que en un mundo que dice encontrarse en la “Era de la
Información” y el “Big Data”, cuando los seres humanos somos más
instruidos que nunca, que la desinformación sea la gran triunfadora. Por
ello es vital que las instituciones, la academia y la prensa tomen la
iniciativa en el combate de la infodemia de la posverdad para recuperar el
pensamiento crítico y el método científico que han sido los puntales claves de
miles de años de progreso de nuestra civilización.
Un comentario final para el ciudadano, dice Fernando Tuesta que una campaña presidencial es una guerra electoral, no olvidemos que en toda guerra la primera víctima es la verdad. Le sugiero, tome usted medidas sanitarias y evite ser contagiado por la posverdad en los próximos meses.
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