#Animalia: La urraca presumida
LA URRACA PRESUMIDA
Estas eran tres urracas ya
mayores y solteras, todas las tardes se reunían en el prado para darse ánimos
en su desventurada vida amorosa.
— Me encantaría encontrar el amor
– dijo desconsolada Cristina.
— ¿Por qué nos será tan esquivo,
si nosotras somos atractivas e inteligentes? Por lo menos, hay otras más feas y
menos inteligentes que nosotras que se han casado – apuntó Ramira.
— Chicas no desfallezcamos, allí
en el mundo está nuestra media naranja, nuestro complemento, sólo falta que nos
encontremos, es sólo cuestión de tiempo – transmitió al grupo su optimismo Lola.
Así pasaron los meses hasta que
una tarde Ramira les dijo:
— Chicas tengo que viajar por
trabajo, voy a una convención de la empresa.
— ¡Genial! – dijeron sus colegas
a coro.
— ¡Bah! Esas convenciones son un
plomazo – dejó ver su desgano Ramira.
— De eso nada amiga – Lola estaba
entusiasmada – estarás rodeada de urracos jóvenes y prometedores, con muchas
ganas de marcha.
— Presiento que es tu oportunidad
amiga – la animó Cristina.
Ramira partió y no regresó en la
fecha convenida, sus amigas estaban muy preocupadas por sus dos semanas de
retraso, cuando recibieron una carta:
«Queridas amigas, ¡no lo van a creer! he conocido a Paco, un chico
estupendo, un poco más joven que yo y muy guapo, tiene un buen trabajo y una
carrera brillante, desde el primer día de la convención se pegó a mí y no me ha
dejado hasta el día de hoy, si no he vuelto en fecha es porque ahora estamos en
el Caribe, me invitó ¡con todo pagado!, él me dice que me ama con locura, que
quiere que sea la urraca de su vida, a cada instante me dice que me adora, me
quiere. Chicas aunque es un poco pronto, creo que esta vez es definitivo HE
ENCONTRADO EL AMOR»
Lola y Cristina se miraron, cada
una tenía los ojos llenos de lágrimas, Cristina fue la primera en hablar:
— Vaya presumida venir a hablar
de amor.
— No me parece nada elegante eso
de estar diciendo por ahí que un tipo que te ha dicho que eres el amor de su
vida.
Molestas dejaron la carta a un
lado y siguieron tejiendo.
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