#Animalia: El conejo suicida
EL CONEJO SUICIDA
—Vengo a que me comas.
El león abrió los ojos y pudo ver
frente a si a un pequeño conejo, el león estaba un poco atontado por la larga
siesta luego del pantagruélico festín que se dio con un búfalo, parpadeó varias
veces para asegurarse que estaba totalmente despierto.
—Vengo para que me comas —insistió
el conejito.
El león cruzó miradas con su
compañera que también se había despertado, y que con visible curiosidad miraba
la escena con el mentón descansando sobre sus patas delanteras cruzadas.
—¿No me entiendes? Vengo para que
me comas.
—Te he entendido conejito, pero
tú debes estar loco.
—No, no estoy loco, sólo quiero
que me comas.
Nueva mirada del león a su
compañera, ella le contestó con un gesto de extrañeza.
—Mira, tú eres un conejo y los
conejos temen a los leones, se pasan la vida huyendo para que nosotros no los
comamos ¿Entiendes?
—Entiendo, pero vengo para que me
comas.
—Conejito anda en paz no te comeré
—el león lo empujó con la pata.
—Por favor león cómeme, ya no
quiero vivir, mi vida no tiene sentido.
—Conejito si te quieres matar
anda métete en la boca de un cocodrilo o salta de un barranco, a mí no me
molestes.
—¡¿Pero qué clase de león eres, que
no te comes una presa cuando la tienes cerca?!
—No seas pesado conejito, no te
comeré.
El conejito se fue cabizbajo.
—Un metro, cinco metros,… —el
león susurraba sin perder de vista al conejito que se alejaba —diez metros,
¡quince metros!
El león partió raudamente hacia
el conejito y lo mató de un solo zarpazo. Cuando regresaba con su presa
colgando entre los dientes, la leona le lanzó una mirada interrogativa.
—Uno tiene una reputación que
mantener —dijo el león a manera de justificación.
Luego se comió al conejito.
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