Carosella, Lucimar y Nono la historia jamás contada
Idea Original: Rolando Denegri.
--------------------------------------------------
Nono era un hombre muy, pero muy bueno él había trabajado duro por mucho tiempo hasta que se jubiló, pasaba sus días dedicado a su familia.
Cierta vez estaba echado en la playa viendo como su nietecita Carosella jugaba dentro del mar con una amiguita que había encontrado cuando de un momento a otro empezó a gritar: – Nono, Nono, Nono mi amiguita está en problemas, Nono -, Nono que estaba medio dormido se levantó rapidísimo y corrió hacia la orilla, vio a la amiguita de Carosella que estaba siendo arrastrada por dos enormes pulpos, Carosella valientemente tiraba de los tentáculos de uno de ellos pero no lograba nada, Nono que alguna vez en su vida había atrapado pulpos aunque nunca de ese porte se acordó de la vieja técnica que le había enseñado un amigo, metió su mano por debajo de uno de ellos agarró fuertemente su cerebro y tiró lo más que pudo el pulpo quedó de revés, en ese momento el animal soltó a la niña y huyó; hizo lo mismo con el segundo y también se fue, Nono cayó rendido por el esfuerzo pero con terror vio que un pez se había comido la mitad de la amiguita de Carosella, volvió a la lucha diciendo: – Pez malvado suelta a la niña, suéltala- de pronto escuchó a la niña: – No, no, no, no es ningún pez soy yo- Nono se quedó sorprendido no podía hablar, pero Carosella si: – Nono ella es una sirenita, es mi amiga y se llama Lucimar- Nono balbuceaba sorprendido:– No puede ser, no puede ser, las sirenas no existen - ahora intervino Lucimar - Si existimos Nono, en mi caso soy la hija de Neptuno el rey del mar- él angustiado dijo:– Perdóname, perdóname no lo sabía- Lucimar le contestó:– No hay nada que perdonar nos pasa siempre, las rara veces que nos dejamos ver por humanos adultos- Carosella miró a su amiga y puso cara de espanto: – ¡Lucimar te sale sangre de la cola! - Lucimar la miró con ojos tristes –Carosella los pulpos han destrozado mi cola no puedo nadar y si no llego al castillo de mi padre en el fondo del mar pronto moriré desangrada - Carosella miró a Nono que aún estaba atontado – Nono, no podemos dejarla así algo tenemos que hacer- Nono le respondió - ¿Qué puedo hacer hija?, no puedo bucear hasta el fondo del mar moriría asfixiado, déjenme ir por ayuda - Lucimar aterrada le dijo: – No Nono si la gente se entera que estoy aquí no me dejarían ir nunca me atraparían y me expondrían en un circo, si quieres ayudarme hay una forma - Nono la miró y le dijo – Claro que quiero ayudarte sólo dime cómo -, – ¿Ves estás conchitas Nono? – - Si – le respondió – se llaman Conchitas del Aire y son mágicas si te metes dos bajo la lengua podrás respirar bajo del agua - Nono se mostró incrédulo: - ¿Respirar debajo del agua?, eso es imposible - - Cree en mi funcionará – le dijo Lucimar – Nono confía en ella vamos hagámoslo rápido pues no hay tiempo que perder a Lucimar le sale mucha sangre – los apuró Carosella- Hagámoslo entonces – se decidió Nono - Antes de continuar – dijo Lucimar – debo advertirte algo Nono, quienes me atacaron fueron Ochodedos el Horripilante y Muchaspatas el Tenebroso los gamberros de Pulpón el Terrible el enemigo de mi padre, estaban buscándome para raptarme y obligar a mi padre a que les dé su reino, seguramente sus espías se enteraron que había venido hasta aquí sin permiso, y estarán esperándome para atacarme, puede ser peligroso para ti - Nono arrugó un poco la frente como cuando se molestaba:– No me importa quienes sean, eres amiga de mi nieta y no permitiré que te hagan nada - – ¡Ese es mi Nono! – gritó emocionada Carosella – Vamos Lucimar dame esas conchitas – dijo Nono a la vez que pasaba un brazo de la sirenita por su cuello, ésta le dio dos pequeñas conchitas que Nono se puso a la lengua y volteó – Carosella ve en este momento a la sombrilla y quédate ahí, por nada del mundo te muevas - – No te preocupes Nono me sentaré ahí, cuídate mucho por favor – lo tranquilizó Carosella. Nono regresó para darle un beso y se zambulló con Lucimar, al principio se asustó un poco pues le dio miedo respirar bajo del mar Lucimar le hablaba pero él no oía por fin se armó de valor respiró y vio que no le pasó nada más aún podía escuchar y hablar.– ¿Todo bien? – le preguntó Lucimar – Fantástico – dijo Nono a la vez que la hacía dar una voltereta que arrancó una sonrisa a Lucimar – Nono me haces reír, pero por favor tengamos cuidado estamos entrando al territorio negro que es la zona de Pulpón el Terrible, ¿ves ese barco pirata?.– - Si lo veo – respondió Nono – Ahí comienza el Socavón del Barco Hundido sigamos por él, luego tomamos el arrecife hasta llegar al Tornillo del Gran Caracol para luego caer a la Pradera de las Tortugas llegando ahí ya estaremos a salvo muy cerca está el castillo de mi padre es el mejor camino aunque peligros siempre habrán - Nono la agarró fuerte y empezando a nadar hacia el sitio que le había indicado Lucimar le dijo: – Adelante entonces vayamos rápido pero con cuidado -, pasaron junto al barco y Nono se quedó maravillado de todo el oro, y joyas, y piedras preciosas que estaban ahí – Esto hubiera hecho perder la cabeza a muchos humanos que conozco - le dijo a Lucimar, ella le preguntó – ¿A ti no? - – No me importan las riquezas soy feliz con lo que tengo además, ahora mi responsabilidad eres tú, no tendría tiempo para esto - Lucimar sonrió encantada por la respuesta. De pronto vieron unas sombras pasar por encima suyo cuando levantaron la cabeza sólo pudieron ver el sol que llegaba desde la superficie, ella le dijo: – Shhhh... hablemos bajo pueden oírnos los gamberros de Pulpón el Terrible - – Entendido, entendido – dijo Nono susurrando. Cuando llegaron al socavón tras del barco pirata Nono se dio cuenta que era muy oscuro, Lucimar no se preocupó sólo lanzó un silbido muy agudo y aparecieron dos peces fosforescentes de debajo de una roca y empezaron a nadar delante de ellos alumbrándoles el camino, hasta que llegaron al arrecife, Nono quedó pasmado, era inmenso sus paredes no terminaban nunca, había estrellas de mar del tamaño de camiones, camarones que parecían trenes y un sinfín de criaturas, otra vez vieron las sombras, en esta ocasión tampoco encontraron nada al voltear, posteriormente llegaron a la entrada de lo que parecía un tobogán gigante y así era – esto es el Tornillo del Gran Caracol, en la antigüedad habitaban el mar criaturas así de grandes ahora nos queda de recuerdo sólo esta concha que es tan alta como cien barcos uno puesto encima del otro – dijo Lucimar – Y más – opinó Nono – lo bueno es que es el último paso para llegar al territorio seguro – dijo Lucimar – ahora tan solo hay que cerrar los ojos y dejarnos caer dentro es como una montaña rusa de Uds. ¿te parece si yo voy delante? – Claro, claro - le contestó Nono que se sintió un poquito temeroso pues a él no le gustaban las montañas rusas. – Ahí voy – dijo Lucimar, se acercó a la entrada de la concha y fue como si una corriente la hubiera chupado hacia dentro, Nono se preocupó y se acercó para ver si estaba bien, pero muy tarde se dio cuenta que lo había hecho mucho y ‘shuuuuuuuup’ algo así como una aspiradora se llevó a Nono para dentro, empezó a ir de un lado para otro dando vueltas, era mucho peor que la montaña rusa las pocas veces que abría los ojos sólo miraba muchos colores que se mezclaban y millones de burbujas, a veces estaba del derecho a veces de cabeza, sufría grande sacudones todo duró un rato largo, su estómago y su cerebro se bamboleaban una y otra vez, pero al final fue expulsado de la concha y cayó sobre una arenilla que debía ser el fondo del mar, en el cabello Nono tenía enredados mejillones, plantas, pedazos de coral parecía una criatura marina – Ja, ja, ja – rió Lucimar – Nono estás blanco ¿te asustaste mucho? - – Sólo te puedo decir que ahí no me vuelvo a meter nunca más.
Cuando dijo esto Nono quedó boquiabierto tenía frente así kilómetros y kilómetros de unas enormes algas marinas que parecía iban hasta la superficie su tamaño era colosal y todas se movía en un baile lento pero singular, en ese instante Nono se puso en guardia cuando vio que eran millones de pulpos los que estaban moviendo con sus enormes brazos las algas, rápidamente ocultó a Lucimar tras suyo para defenderla – tranquilo Nono, sé que todo esto te preocupa un poco pero déjame explicarte. Estas algas son las Madres de las Olas ellas con sus movimientos originan las olas que surcan todos los mares, ¿es maravilloso no? - – impresionante - dijo Nono – pero ahí están los pulpos nuestros enemigos.– - Nono debo contarte un poco la historia de los pulpos. Hace muchos, muchos años cuando mi padre creó el mar y sus criaturas dio nacimiento a los pulpos sin brazos, ellos debería vivir en los arrecifes y alimentarse, entonces Pulpón el Terrible que en ese tiempo se llamaba Pulpín habló con mi padre y le dijo que los pulpos querían tener una vida más activa y ayudarlo más, ante este pedido mi padre decidió darles ocho brazos para que pudieran ser más activos y les encomendó que con sus manos ayudaran a moverse a las Madres de las Olas, con ello lograban las dos cosas que pedían, y así fue por muchos años. No se sabe cuando pero un día Pulpín se dio cuenta que las Madres de las Olas ya no podían hacer su trabajo sin contar con la ayuda de los pulpos y la maldad y la avaricia se apoderaron de él, fue a mi padre y le dijo que quería ser el rey del mar y que si no le daba su reino dejarían de haber olas, eso era terrible, todo aquí en el mar funciona gracias a las olas el alimento viaja de un lugar a otro por ellas, mandamos nuestros mensajes por medio de ellas y así cientos de cosas, pero por sobre todo hacemos que las playas de los humanos sean divertidas ese es un compromiso de mi padre con Uds., mi padre expulsó a Pulpín a la parte más oscura del mar por su atrevimiento, pero Pulpín no se fue solo se llevo a miles de pulpos con él algunos por convencimiento, otros raptados por violencia fueron unos años terribles, los pulpos que quedaron tuvieron que trabajar casi hasta la muerte para ayudar a las Madres de las Olas las medusas y los calamares tuvieron que prestar su apoyo también, felizmente se pasó el mal momento y ahora casi todo ha vuelto a la normalidad, pero desde esa fecha Pulpín que se convirtió en Pulpón el Terrible quiere parar las olas para quitarle su trono a mi padre ¿ves los delfines que están allí? - – si – dijo Nono – son de la guardia de mi padre protegen a los pulpos buenos para que Pulpón el Terrible no los rapte, afortunadamente mi padre sigue siendo el rey y tiene todo controlado. Ya estamos cerca cuando lleguemos a ese borde bajaremos por la Pradera de las Tortugas.
Y así fue de repente Nono vio una gran llanura donde millones y millones de tortugas se alimentaban de plantas acuáticas y eran ayudadas por sirenas quienes o las ordeñaban, o las estaban limpiando, o conduciendo a otro sitio – esta es la gran despensa del mar, aquí criamos a estas tortugas que nos dan leche, mantequilla, huevos y un sin fin de alimentos con los cuales subsistimos todos los de la corte de mi padre, es maravilloso como… ¡ayyyyyyyy! - Lucimar interrumpió con un chillido su conversación a la vez que una sombra oscura lo cubrió todo, Nono volteó y se encontró frente a varios pulpos de aspecto maligno y otra serie de criaturas de igual aspecto habían tiburones, peces martillo, peces diablo, anguilas Nono pudo reconocer también a Ochodedos el Horripilante y Muchaspatas el Tenebroso que seguían volteados y por eso nadaban al revés – volteó a mí él fue – habló Ochodedos el Horripilante al parecer estando volteado hablaba todo en desorden – atacó nos si el jefe fue - Muchaspatas el Tenebroso habló también. Esto se lo decían a un pulpo grande y negro que tenía ojos rojos enormes y muchas verrugas en la cara – humano te habla Pulpón el Terrible soberano de los mares – dijo el pulpo – no oses meterte en nuestros asuntos si no tendré que acabar contigo - – no eres soberano de nada, cabezón feo – le dijo Nono muy valiente, todos se rieron de la frase, Pulpón alzó uno de sus largos tentáculos y le dio una bofetada a Ochodedos el Horripilante y Muchaspatas el Tenebroso que eran los que más fuerte se rieron – ¿cómo has llegado hasta aquí?, nunca lo habías hecho – dijo Lucimar – - sabía que no se imaginarían que atacaría en la Pradera de las Tortugas, es el factor sorpresa princesa y ahora vendrás conmigo – dijo Pulpón el Terrible acercándose. Nono puso a Lucimar nuevamente tras suyo y cogió un pez espada que pasaba por ahí y una concha de tortuga y los utilizó como espada y escudo – Feo, ven por ella y te dejaré más feo de lo que eres aún - todos volvieron a reír y Pulpón el Terrible lanzó una nueva bofetada a Ochodedos el Horripilante y Muchaspatas el Tenebroso - si lo quieres por las malas así será, ¡ataquen! – dijo. Todas las alimañas se lanzaron contra Nono, pero él, muy valientemente, los mantuvo a raya con sus armas así estuvo mucho rato, pero el cansancio lo vencía, sacaba fuerzas de flaqueza para mantenerse luchando, de pronto sintió un tentáculo por la garganta cuando se dio cuenta era muy tarde Pulpón el Terrible tenía sujetas sus piernas, brazos y cuello no podía moverse – ahora humano eres mío y quiero ver que haces cuando te quite las Conchitas del Aire aquí en las profundidades – Pulpón el Terrible metió la punta de su tentáculo en la boca de Nono y éste cuando lo tuvo dentro le dio un gran mordisco – ¡aaaaayyyyyyyyyyyyy, ayayaycita, mamita, mamita!, ¡qué dolor! – lanzó un gran grito Pulpón el Terrible, Ochodedos el Horripilante y Muchaspatas el Tenebroso lanzaron carcajadas de ver a su jefe gritar así, con dos tentáculo que le quedaban libre Pulpón el Terrible los cogió de la cabeza y los trajo hacia si – les causa gracia ¿no?, pues ahora Uds. sacarán las conchitas de la boca del humano - – noooooooooooooo favor por no jefe, bua, bua, bua, mucho duele humano mordida – dijeron a la misma vez Ochodedos el Horripilante y Muchaspatas el Tenebroso – háganlo ahora o les hago un nudo los tentáculos – dijo Pulpón el Terrible, con mucho miedo los dos secuaces metieron los tentáculos en la boca de Nono y éste les dio un nuevo mordisco que los hizo saltar pero eran tantos que al final lograron sacarle las conchitas, Nono empezó a sentir que le faltaba el aire y ya no escuchaba nada mientras se desvanecía por la falta de oxígeno miraba a Lucimar en manos de Pulpón el Terrible que luchaba por acercase a él, de pronto a lo lejos observó una mancha blanquecina que se acercaba, poco a poco fue viendo una columna de delfines que montados sobre caballitos de mar se dirigían hacia ellos a toda velocidad, llegaron pronto y con sus redes y sus espadas de erizos y sus proyectiles de coral liberaron a la princesita y atraparon a varios de los malhechores, lastimosamente Pulpón el Terrible a la hora de escapar era el primero y no pudieron capturarlo, apenas liberada Lucimar corrió hacia Nono y le puso un nuevo par de conchitas en la boca con lo cual empezó a recuperarse – princesa supimos de sus apuros y de inmediato vinimos, el Rey Neptuno los espera a Ud. y su acompañante – dijo un delfín a Lucimar – gracias Orlando fuiste muy oportuno, ¿Nono te sientes bien? - – ya mejor, ya mejor – contestó Nono – Orlando es el comandante de la guardia de mi padre, nos escoltará hacia el Castillo de la Perla donde vivo con mi padre.
Al instante trajeron un carruaje que era tirado por cuatro ballenas, los delfines se pusieron a los costados montados en sus caballitos de mar y se inició el viaje. En las profundidades del mar había todo un mundo tal cual el de la superficie con mucha gente, con la diferencia que eran sirenos y sirenas, había carreteras, casas, edificios, parques, de todo. Al final llegaron a un precioso castillo de coral que estaba en medio de una enorme ostra abierta – es el Castillo de la Perla – dijo Lucimar - donde vive mi padre -. El castillo era maravilloso, subieron por una escalera de huesos de ballena hasta llegar a una gran sala toda de nácar, mármol y piedras preciosas, en el fondo sentado en un trono de oro macizo estaba una hombre mitad humano mitad pez de barba y cabellos blancos era el Rey Neptuno soberano de los Mares y las Aguas, Emperador de las Criaturas de los Océanos y Patriarca de las Corrientes tenía la cara muy adusta, su voz era como un trueno – Lucimar esta vez te has excedido y mi furia no tendrá par, serás castigada severamente, ve a tus aposentos de inmediato y sin decir una palabra - Lucimar no dijo nada y agachando la cabeza se fue rápidamente, Nono se quedó un poco desilusionado que no se haya despedido de él - Y tú, humano – la voz del rey seguía siendo fuerte pero ya no tan severa – tienes mi agradecimiento eterno por haber salvado a mi hija, así es que tengo para ti esto – dijo entregándole un hermoso cofre de madera - no, no, su majestad no hay nada que recompensar lo hice porque también tengo una hija y una nieta, fue desinteresado - - lo que dices te magnifica como hombre, eres bueno Nono, pero nunca se rechaza un obsequio de un rey, así es que tómalo, cuando tengas una necesidad sólo mete la mano por el orificio que tiene arriba y saca sólo lo que necesites, ahora no tengo más tiempo debo ir por Pulpón el Terrible esta vez agotó mi paciencia - - gracias su majestad – dijo Nono – me emociona esto - - ve Nono, vive en paz, un destacamento de Orlando te dejará en la superficie -. Cuando Nono estaba llegando a la puerta escuchó la voz del rey: – Recuerda sólo cuando lo necesites y sólo lo que necesites - Nono hizo una reverencia con la cabeza y montó en un caballito de mar que le ofrecieron, cuando iba a partir apareció Lucimar - ¿creías que te iba a dejar ir sin despedirme de ti y sin agradecerte todo? - - hola, estaba preocupado por ti, tú padre está muy enfadado – le dijo Nono- no te preocupes es un huraño, pero me quiere mucho me dejará sin salir y sin postre por una semana pero nada más. Veo que mi padre te ha dado el Cofre de la Necesidad, sólo se lo da a las grandes personas y creo que te lo mereces, úsalo para lo que te lo dio. Muchas gracias por todo Nono, te debo la vida, toma este collar para Carosella, dile que dentro de poco estaré con ella jugando, pero esta vez protegida por los soldados de Orlando, hasta la vista -. Lucimar le dio un beso en la mejilla y nadó rápido hacia el interior del castillo a lo lejos con su colita le dijo adiós, en ese momento Nono sintió el tirón del caballito de mar que partía.
El viaje fue muy rápido en un santiamén estuvo en la orilla, en cuanto lo vio Carosella salió corriendo hacia él y de un salto se prendió de su cuello en un abrazo lleno de amor – Nono, Nono estaba preocupada por ti, ¿cómo fue todo?, ¿Lucimar está bien?, ¿los pulpos volvieron?,... – ametralló con preguntas Carosella a su abuelito – espera hija, espera sólo dame un rato para descansar y te lo contaré todo vamos a la sombrilla – pidió un respiro Nono – tienes razón vamos, mientras no estabas hice un cebiche con las machas que sacamos en la mañana no me ha salido muy bien porque es la primera vez que lo hago pero creo que se deja comer además te guardé dos lulos - – gracias Carosella lo necesito muero de hambre - fueron a la sombrilla y Nono contó sus aventuras, por cada cinco frases que decía Carosella soltaba treinta preguntas, pero al final pudo terminar su historia - ¿no te ha dado algo para mí Lucimar? - - ¡Oh! Lo olvidaba - dijo Nono - te mandó este collar, tiene una ostra muy bonita - - no es una ostra Nono es una cítara, oye – Carosella se llevó la concha a la boca y dijo – Nono llegó bien amiga, pronto nos veremos - de la ostra salió un canto melodioso algo así como un ‘uuuuuuu’ Nono se sorprendió – es la Cítara Correveydile yo le hablo y ella le lleva el mensaje a Lucimar, pero ¿qué es ese cofre? - – es un regalo que me ha dado el rey Neptuno me habló de no sé que cosas sobre la necesidad la verdad no le entendí, pero fue un bonito gesto de su parte dármelo seguro le gustará a tu abuelita, lo pondremos como adorno en la sala.
Pasaron los años y la vida de Nono continuó de lo más normal se veía todos los veranos con Lucimar cuando ésta jugaba con Carosella, siempre guardó el secreto de ellas, incluso a su esposa, sobre el cofre le dijo que lo había comprado en una feria y fue puesto como adorno en la sala de la casa. Cierta vez la tristeza se abatió sobre el hogar de Nono su hijo el papá de Carosella cayó profundamente enfermo, los médicos le dijeron que tenía una muy grave afección y que su única alternativa era ser operado en un país lejano donde vivían los médicos más conocedores de esa enfermedad, hacer ello costaba mucho dinero Nono calculó que vendiendo todo lo que tenía y gastando todos sus ahorros no llegaría ni a la mitad de lo necesario, abatido se sentó en la sala de su casa y algunas lágrimas cayeron de sus ojos, Carosella vio así a Nono y se puso muy triste, se sentó a su lado y lo abrazó – están muy difíciles las cosas con mi papi ¿no? - – si amor, están muy difíciles pero no dudes que batallaré hasta el final - ambos se quedaron en silencio, de pronto Carosella dio un brinco y casi gritando dijo: – ¡Nono, Nono y si nos ayuda Lucimar!, ella dijo que si la necesitamos la llamáramos – - Carosella no la molestemos ¿cómo podría ayudarnos? – dijo Nono desanimado – No sé, pero lo intentaré – respondió Carosella se llevó la cítara a la boca y empezó a contar lo que pasaban, una hermosa música empezó a sonar a los pocos instantes se escuchó una voz que salía de la cítara ‘usa el cofre cuando tengas una necesidad’ Nono y Carosella se miraron sorprendidos y luego los dos a la misma vez miraron el cofre – ¡Nono, el cofre! Lo habíamos olvidado – gritó Carosella– ¿Crees que funcione Carosella?, no estoy tan seguro, pero intentemos - Nono recordó que el rey Neptuno le había dicho que metiera la mano por el hueco y así lo hizo al instante sintió con el tacto que habían muchas bolitas tomó una y sacó la mano, los ojos de ambos se pusieron como platos cuando vieron que era una preciosa y enorme perla mitad negra mitad blanca – ¡esto debe valer mucho! – dijo Nono - bonita creo que ya podemos curar a tu papá -. Al día siguiente Nono fue a una joyería y vendió la perla por una enorme cantidad de dinero lo que permitió llevar al extranjero al papá de Carosella y cuidarlo, la alegría retornó al hogar.
El viaje fue muy rápido en un santiamén estuvo en la orilla, en cuanto lo vio Carosella salió corriendo hacia él y de un salto se prendió de su cuello en un abrazo lleno de amor – Nono, Nono estaba preocupada por ti, ¿cómo fue todo?, ¿Lucimar está bien?, ¿los pulpos volvieron?,... – ametralló con preguntas Carosella a su abuelito – espera hija, espera sólo dame un rato para descansar y te lo contaré todo vamos a la sombrilla – pidió un respiro Nono – tienes razón vamos, mientras no estabas hice un cebiche con las machas que sacamos en la mañana no me ha salido muy bien porque es la primera vez que lo hago pero creo que se deja comer además te guardé dos lulos - – gracias Carosella lo necesito muero de hambre - fueron a la sombrilla y Nono contó sus aventuras, por cada cinco frases que decía Carosella soltaba treinta preguntas, pero al final pudo terminar su historia - ¿no te ha dado algo para mí Lucimar? - - ¡Oh! Lo olvidaba - dijo Nono - te mandó este collar, tiene una ostra muy bonita - - no es una ostra Nono es una cítara, oye – Carosella se llevó la concha a la boca y dijo – Nono llegó bien amiga, pronto nos veremos - de la ostra salió un canto melodioso algo así como un ‘uuuuuuu’ Nono se sorprendió – es la Cítara Correveydile yo le hablo y ella le lleva el mensaje a Lucimar, pero ¿qué es ese cofre? - – es un regalo que me ha dado el rey Neptuno me habló de no sé que cosas sobre la necesidad la verdad no le entendí, pero fue un bonito gesto de su parte dármelo seguro le gustará a tu abuelita, lo pondremos como adorno en la sala.
Pasaron los años y la vida de Nono continuó de lo más normal se veía todos los veranos con Lucimar cuando ésta jugaba con Carosella, siempre guardó el secreto de ellas, incluso a su esposa, sobre el cofre le dijo que lo había comprado en una feria y fue puesto como adorno en la sala de la casa. Cierta vez la tristeza se abatió sobre el hogar de Nono su hijo el papá de Carosella cayó profundamente enfermo, los médicos le dijeron que tenía una muy grave afección y que su única alternativa era ser operado en un país lejano donde vivían los médicos más conocedores de esa enfermedad, hacer ello costaba mucho dinero Nono calculó que vendiendo todo lo que tenía y gastando todos sus ahorros no llegaría ni a la mitad de lo necesario, abatido se sentó en la sala de su casa y algunas lágrimas cayeron de sus ojos, Carosella vio así a Nono y se puso muy triste, se sentó a su lado y lo abrazó – están muy difíciles las cosas con mi papi ¿no? - – si amor, están muy difíciles pero no dudes que batallaré hasta el final - ambos se quedaron en silencio, de pronto Carosella dio un brinco y casi gritando dijo: – ¡Nono, Nono y si nos ayuda Lucimar!, ella dijo que si la necesitamos la llamáramos – - Carosella no la molestemos ¿cómo podría ayudarnos? – dijo Nono desanimado – No sé, pero lo intentaré – respondió Carosella se llevó la cítara a la boca y empezó a contar lo que pasaban, una hermosa música empezó a sonar a los pocos instantes se escuchó una voz que salía de la cítara ‘usa el cofre cuando tengas una necesidad’ Nono y Carosella se miraron sorprendidos y luego los dos a la misma vez miraron el cofre – ¡Nono, el cofre! Lo habíamos olvidado – gritó Carosella– ¿Crees que funcione Carosella?, no estoy tan seguro, pero intentemos - Nono recordó que el rey Neptuno le había dicho que metiera la mano por el hueco y así lo hizo al instante sintió con el tacto que habían muchas bolitas tomó una y sacó la mano, los ojos de ambos se pusieron como platos cuando vieron que era una preciosa y enorme perla mitad negra mitad blanca – ¡esto debe valer mucho! – dijo Nono - bonita creo que ya podemos curar a tu papá -. Al día siguiente Nono fue a una joyería y vendió la perla por una enorme cantidad de dinero lo que permitió llevar al extranjero al papá de Carosella y cuidarlo, la alegría retornó al hogar.
Cuando todo hubo pasado la esposa de Nono le dijo: – Juan ahora cuéntame ¿de dónde sacaste el dinero para curar a nuestro hijo? - Nono no pudo seguir mintiendo a su esposa pues la amaba así es que le contó toda la verdad, su esposa al comienzo no le creyó pero conociéndolo bien sabía que él no podía mentirle de esa manera, al final le dijo – Juan ahora nuestra vida está resuelta somos millonarios, saca más perlas del cofre, hazlo - la mujer saltaba de alegría, pero Nono le contestó - ¿Cómo que ahora nuestra vida está resuelta?, lo estuvo antes de tener el cofre también, además el rey Neptuno me dijo que lo usará cuando tenga necesidad y ahora no tengo ninguna - - ¿Cómo que no tienes necesidades?, ¿no ves esta casa que está toda vieja?, tus hijos no tienen coche, yo vengo usando la misma ropa desde hace un año, no puedo lucir ni una joya nueva y mis amigas tienen cientos, tenemos necesidades Juan, por favor entiende – dijo la esposa indignada.- ¿Vieja nuestra casa? Necesita reparaciones pero sigue siendo bonita y cálida, mañana arreglaré la puerta y sellaré esa gotera, nuestros hijos ya son mayores y tienen sus estudios si no tienen coche será porque no quieren o ya se lo comprarán ellos mismo si lo quieren, ¿para qué comprarte vestidos nuevos? Si con los que tienes te veo hermosa, joyas nunca has tenido ¿ahora para qué las quieres? – respondió Nono- Tú no quieres progresar quieres quedarte en lo mismo de siempre – le reprochó la esposa - ¡pues claro! Me encanta mi vid tal como está no ambiciono nada más – dijo Nono. La discusión siguió así hasta que Nono tuvo que salir de casa y fue a sentarse a la orilla del mar para que su esposa no lo molestase, pero ello lo siguió y estuvo atormentándolo durante días hasta que por fin Nono cansado dijo – está bien mujer, lo haré con tal que me dejes en paz te daré lo que quieres pero luego te irás a hacer tus compras y me dejarás tranquilo. Nono metió la mano en el cofre y tomando una perla dijo – acá está ya la tengo - pero antes de sacar la mano su esposa le dijo – no, no, no seas torpe no saques una, saca muchas toma un buen puñado - – con una es suficiente, para qué quieres tantas – le dijo Nono– ¡sácalas ahora mismo o no te dejaré en paz nunca!, ¡hazlo!, ¡hazlo! – grito la esposa. Nono suspiró y tomó un puñado de perlas pero al cerrar la mano ésta no podía salir por el agujero que era muy estrecho – no puedo sacarlas todas, mi mano no sale – dijo Nono angustiado – haz fuerza, vamos tira – le dijo su esposa mientras intentaba ayudarlo, pero no se podía – auuuuu – se quejó Nono – me destrozas la mano, no jales más - – está bien por lo menos saca unas cuantas pero saca – dijo su esposa desencantada – tampoco puedo – replicó Nono – por más fuerza que haga - al final se dieron cuenta que la mano de Nono estaba atracada, intentaron sacarla de todas las formas posibles usando mantequilla, una sierra, dándole con un martillo al cofre pero nada, la esposa se irritó más aún cuando supo que Nono ya no sentía ninguna perla en la mano, empezó a gritar de forma desaforada culpándolo hasta que Nono explotó - ¡calla mujer! no estaría así si no fuera por tu avaricia, me hiciste trasgredir una regla y he aquí mi castigo – dijo Nono mostrando el cofre que tenía atrapando su mano – me voy -.
Nono salió de la casa y se fue al único lugar que le daba tranquilidad, la playa, estuvo ahí por días sin hablar con nadie ni comer ni beber un día de pronto empezaron a bullir burbujas del mar, Nono se asustó y más aún cuando vio salir al rey Neptuno de entre las olas lo acompañaba Lucimar en su hermoso carruaje de caparazones de tortugas, oro y nácar, Nono instintivamente escondió la mano tras la espalda – ¿Qué pasa humano? – dijo con su potente voz Neptuno - ¿no me saludas?, luces asustado - – te parece rey Neptuno, buenas tardes – dijo Nono nervioso – ¿qué pasa por qué escondes tu mano? - Nono visiblemente avergonzado sacó su mano de tras la espalda y mirando al suelo la mostró atrapada en el cofre – humano, este castigo que has recibido no se debe a que tengas mal corazón se debe a que no lo has sabido escuchar, por eso y sólo por eso tu castigo queda terminado - en ese momento con su tridente tocó el cofre y este se abrió liberando la mano de Nono - gracias, mil gracias rey Neptuno, no sabes cuanto te lo agradezco – dijo Nono con lágrimas en los ojos - si he venido a retirarte el castigo es porque tienes una nieta que te adora y por ese amor fue a buscarme y a interceder por ti - en ese momento Carosella salió de tras de Lucimar, había estado en el fondo del mar abogando por su abuelo, corrió hasta Nono y se abrazó a él y le dio muchos besos, el rey Neptuno dijo: – Nono no quiero dejarte así quiero darte un último regalo - – no rey Neptuno, ya me has dado lo suficiente no merezco un regalo más, no merezco tu benevolencia – habló Nono – Humano ¿osas contradecirme? – levantó la voz severo el rey Neptuno, Nono sólo agachó la cabeza – te doy esta pequeña ostra para que la lleves colgada en tu cuello cerca de tu corazón, te servirá para que lo escuches fuerte y claro cada vez que lo necesites, es todo - Nono cogió el medallón de las mano del rey y este inmediatamente volvió en su coche hacia el mar, Lucimar le hizo adiós con la mano Nono y Carosella hicieron lo mismo y luego regresaron corriendo a la casa cuando llegaron Nono vio a su esposa muy demacrada que lo miraba asustada y triste, en ese momento Nono quiso descargar toda su furia contra ella pero sintió como se calentaba la ostra que llevaba en el pecho y una suave voz que decía ‘perdónala, tú la amas’ en ese momento le pasó toda la furia y abrazó a su esposa que se puso a llorar en su pecho, en ese momento sintieron que algo cayó al suelo, la primera en darse cuenta fue Carosella – Nono mira, esta perla ha caído de la ostra cuando abrazaste a la abuela - la vieron y era una perla igual a la hermosa y muy valiosa que sacó la primera vez del cofre, la esposa corrió y la cogió Nono puso cara de decepción, pero su esposa había aprendido la lección echó la perla dentro del cofre y volteándose sonrió mientras le decía – será para cuando la necesitemos, de momento no nos hace falta – los tres se abrazaron muy fuerte. Y así, sin ambicionar nada más vivieron, muy felices por siempre…
Comentarios